En primer lugar mi felicitación a la protagonista y autora de este relato Conchín Fernández por dejar su cómoda vida en Pamplona y como presentadora de televisión y dedicarse los demás en uno de los países más pobres de este planeta.
Dicho esto recomiendo a quien se acerque a este libro que lo lea como si se tratara de un diario de viaje, no como si fuese una novela. Para que fuese así tendría que adentrarse en el alma del que escribe y del que lee, y si algo le falta a este libro es pasión. Pasión por lo bueno y por lo malo. Sorpresa, miedo, amor, compasión, ternura, alegría, desesperanza, orgullo...todos estos sentimientos tendría que haberlos sentido ...y no los plasma en su historia. Se echan de menos. Como lectura no es gran cosa. Como documento si.
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