miércoles, 29 de enero de 2014

INTEMPERIE

Impactante puede ser la mejor palabra que defina a esta novela de Jesús Carrasco.
Impactante y brutal.
Pero no la brutalidad que se transmite en las novelas con asesinatos, detectives y persecuciones.
Es la brutalidad del hambre, la brutalidad de la pobreza, la brutalidad de la suciedad y la de la soledad
La brutalidad que provoca a un niño a escapar a ningún sitio para salvar algo a lo que ni siquiera le pone nombre. Su dignidad.
Los nombres son otra curiosidad de la novela. Por su ausencia. No hay nombres. Ni de personas ni de sitios. Ni del tiempo. No se  menciona  un año concreto o un hecho histórico que permita situarla. Solo la existencia de un coche y una moto permite situarla en el siglo XX.

El silencio, es otra de sus constantes, el silencio de un paisaje inclemente, el silencio de la violencia, el silencio de la indefensión, el silencio de los débiles. Y ¿por qué no?, el silencio de un autor que no quiere lucirse describiendo la violencia, si no que va dejando pistas a lo largo del libro y tenemos que intuir la brutalidad de lo que no se habla.
Es una buena novela.

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